miércoles, 23 de enero de 2013

Django desencadenado


Se aproxima la fecha de los Oscars, y las películas que aspiran a alguna de las estatuillas se suceden en las carteleras. Una de ellas es “Django desencadenado”, el western dirigido por Quentin Tarantino que acaba de estrenarse en las pantallas.

Ya se rodó en 1966 un largometraje con parecido título -"Django" a secas- y parecido argumento, dentro de la saga entonces tan en boga de spaghetti western. Aquel film fue protagonizado precisamente por Franco Nero, que también participa en este reciente film, y donde el recordado José Bódalo tuvo un papel protagonista.

Pero volvamos al film de Tarantino. Un cazarrecompensas de origen alemán (Christoph Waltz) libera a un esclavo negro denominado Django (Jamie Foxx), para que le ayude a dar caza a unos delincuentes por cuya captura, vivos o muertos, se ofrece una abultada cantidad de dinero. El esclavo se asociará al cazador de fugitivos y éste, a cambio, le ayudará a rescatar a su esposa –también esclava- que fue vendida al perverso dueño de una plantación de algodón (Leonardo DiCaprio).

Esta es la trama del largometraje de Quentin Tarantino, donde también participan Kerry Washington, en el papel de la esposa de Django, Samuel L. Jackson y, con pequeños papeles, Don Johnson, Franco Nero y el propio Tarantino.

Las primeras escenas de la película son impactantes, con una interpretación soberbia de Christoph Waltz que le ha valido para estar nominado al Oscar al mejor actor secundario. Es un comienzo que atrapa al espectador y mantiene su interés a lo largo de todo el largometraje… hasta la última media hora, donde no decae la acción pero es un postre innecesario que no aporta absolutamente nada a la historia.

Eso le sobra al film: treinta minutos… y treinta litros de sangre. Pero es Tarantino, amigos: un exceso sí, pero de cine. Háganme caso: no se pierdan la película.


1 comentario:

  1. Una decepción 'Django', no me esperaba un clásico pero sí una película más divertida. Apenas aparecen esos diálogos crujientes marca de la casa, y como siempre, qué pena que sus pelis estén tan vacías. ¿Cuándo encontrará messieur Tarantino algo para lo que tan bien sabe hacer: contar? Un saludo!

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